En tu consulta se comparten historias profundas. No solo síntomas. No solo diagnósticos. Hablamos de vivencias que marcan, heridas que aún duelen y sueños apenas susurrados. Cada sesión terapéutica es un acto de valentía por parte del paciente… y de confianza depositada en ti.
Esa confianza también se refleja en algo menos evidente, pero igual de importante: la protección de los datos que custodias.
Diversos estudios muestran la demanda de atención psicológica aumenta a diario:
Tu centro psicológico—como tantos otros— se ha convertido en refugio emocional de muchas personas que lo necesitan. Pero ¿lo es también en términos de seguridad digital?
La normativa es clara: tanto el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) como la LOPDGDD consideran que la información sobre nuestra salud —y especialmente la que se comparte en una consulta psicológica— está entre los datos más sensibles que existen. Y como tal, debe tratarse con medidas de seguridad reforzadas, con todo el cuidado del mundo.
Sin embargo, todavía son muchos los psicólogos y centros de terapia que no están preparados para cumplir con la normativa de protección de datos. Y no es por dejadez, ni porque no les importe. Todo lo contrario. Sucede porque no siempre tienen los recursos, el conocimiento técnico o el apoyo adecuado para hacerlo bien.
Al final, la mayoría de profesionales terapeutas estáis centrados —como debe ser— en acompañar a vuestros pacientes. Pero la protección de los datos también forma parte de ese cuidado. Y ahí es donde empieza el desafío.
Lo exige la ley, sí. Pero sobre todo, lo exige la ética profesional.
El RGPD y la LOPDGDD consideran la información sanitaria como de alto riesgo. Esto significa que no basta con guardar los expedientes en un cajón bajo llave o con firmar un consentimiento genérico.
En Sibprodasa, llevamos más de 20 años acompañando a centros sanitarios y profesionales de la salud como dentistas, psicólogos, pediatras, etc. Sabemos que no se trata de falta de voluntad, sino de que la prioridad siempre ha sido el cuidado del paciente. Por eso, estos errores son frecuentes, ¿te suena alguno de ellos?:
1. Consultas con estructuras pequeñas
donde el psicólogo también gestiona la recepción y la agenda.
2. Digitalización sin garantías
Terapia online, almacenamiento en la nube, apps de notas clínicas… Estas herramientas son útiles, pero si no están adaptadas al RGPD, pueden suponer un riesgo legal importante.
3. Consentimientos desactualizados o incompletos
Muchos profesionales no tienen definido qué hacer si hay una brecha de seguridad, cómo gestionar el consentimiento informado o cómo asegurar los historiales clínicos.
4. Ausencia de protocolo frente a brechas de seguridad:
¿Sabes qué hacer si pierdes tu móvil o tu ordenador sufre un ataque?
El reglamento y la ley son muy claros en cuanto a las obligaciones que tienen los psicólogos, psiquiatras y centros de terapia y salud mental, respecto a la protección de datos sensibles de sus pacientes y empleados o proveedores del centro.
Antes de empezar cualquier tratamiento, el paciente debe saber exactamente qué datos vas a recoger, con qué fin y cómo los vas a proteger. No vale con una firma genérica: el consentimiento debe ser claro, comprensible y específico. Es el primer paso para construir una relación de confianza legal y humana.
Este documento es, en pocas palabras, el “mapa” de cómo manejas la información en tu consulta. Debe reflejar qué datos recoges, para qué los usas, quién tiene acceso y qué medidas aplicas para protegerlos. Es obligatorio incluso para consultas pequeñas.
Si manejas datos a gran escala o si el tratamiento puede implicar riesgos elevados para los derechos del paciente (por ejemplo, si trabajas con menores, con grupos vulnerables o usas tecnologías automatizadas), necesitas hacer una evaluación previa que analice esos riesgos y cómo los vas a minimizar.
No basta con tener buenas intenciones: tienes que proteger los datos de forma real. Esto incluye desde usar contraseñas seguras o almacenar la información en sistemas cifrados, hasta limitar quién puede acceder a qué dentro de tu centro psicológico. También es clave tener buenas prácticas en el día a día: ordenadores bloqueados, archivadores bajo llave, copias de seguridad...
Si en algún momento se produce una filtración, pérdida o acceso indebido a los datos, tienes un máximo de 72 horas para notificarlo a la Agencia Española de Protección de Datos. No actuar a tiempo puede agravar las consecuencias legales y reputacionales.
Importante: No basta con tener papeles archivados en una carpeta.
Lo que realmente cuenta es que todo esto se aplique en tu día a día, que tú y tu equipo sepáis cómo actuar, y que, si alguien pregunta, puedas demostrar que estás protegiendo los datos como corresponde.
Una fuga de datos, una pérdida de expedientes o un acceso no autorizado puede tener consecuencias muy graves:
La clave: acompañamiento profesional especializado
Cumplir con la normativa no significa que tengas que convertirte en experto legal o informático. Pero sí requiere contar con el respaldo adecuado.
En Sibprodasa, somos especialistas en protección de datos para el sector sanitario y educativo, y trabajamos codo a codo con psicólogos y centros de terapia de toda España.
¿Qué te ofrecemos?
Cada palabra que se comparte en terapia debe quedar a salvo. Y eso no depende solo del vínculo terapéutico: depende también de cómo se gestionan sus datos.
¿Y tú, estás cumpliendo con la normativa?
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